Los tenues rayos de la luz del amanecer bañaban nuestra habitación con una gama de colores dorados y luminosos y la oscuridad de la noche dejaba paso lentamente a la claridad del día. El último rayo de luna, luna plateada, se posó caprichosamente sobre tu rostro, y, con un placer infinito observé cada uno de tus rasgos en detalle. Me di cuenta que aun estabas profundamente dormido, y me acerqué lentamente para besar suavemente tus labios. Luego me incorporé rauda y silenciosamente para dirigirme hacia la enorme ventana a fin de correr y abrir aquellas cortinas y dejar entrar la luz del sol.
París todavía se encontraba en calma absoluta y sus calles aun estaban desiertas por completo, aunque en el horizonte se divisaba aquel primer fulgor solar, lentamente el cielo comenzó a adquirir aquel rojo fuego tan característico de cada amanecer, y una vez más la naturaleza se engalanaba con sus más preciosos colores...., lentamente los primeros rayos de sol comenzaron a iluminar tenue pero firmemente aquella preciosa ciudad hasta bañarla por completo en su luz tan especial, llenándola de vida....miré la hora: aun podía regresar a la tibieza de aquellas sábanas, y especialmente al calor de tus brazos por algunos momentos antes de ocuparme de prepara un delicioso y nutritivo desayuno. Al acercarme a la cama escuché tu voz:
- Cariño ¿Qué haces despierta a estas horas tan tempranas?
No pude más que sonreir al escuchar aquella pregunta..., me senté sobre el borde de la cama, y en el mismo tono confidencial e íntimo, y con toda naturalidad contesté:
- Tesoro....siempre me despierto temprano con los primeros rayos de sol - hice una pausa, te observé en silencio y proseguí - aun si me he dormido a altas horas de la noche..., - volví a sonreir - como verás tengo el despertador incorporado....
Tu mirada me recorrió de arriba hacia abajo, lenta y pausadamente, luego aseguraste categóricamente:
- Creo conocer la solución a tal inconveniente - y con un guiño proseguiste - pero para ello es necesario, naturalmente que no despiertes sola....
- Vaya - me eché a reir con ganas - que invitación más irresistible y tentadora cariño, aunque - volví a mirar mi reloj - mucho me temo que tendré que desaparecer - te observé detenidamente y luego proseguí - para ocuparme de nuestro desayuno - y notando tu sorpresa agregué: - aunque el mejor desayuno son, por supuesto tus besos - me incliné, te abracé y te besé apasionadamente - pero no solo de besos nos alimentamos cariño, y además aun nos quedan muchísimos días por delante para desayunarnos con besos apasionados y otros ingredientes muy sabrosos....
Un rato más tarde estábamos disfrutando de un exquisito desayuno, además de los ya tradicionales croissants, había añadido una cesta con una buena variedad de frutas y algunos quesos, sin olvidarme de las baguettes, entre otras esquisiteces, todo ello coronado por un delicioso café au crème:
- Cariño - tomaste mi mano para proseguir - me encantaría regresar contigo al Centro Pompidou durante la mañana, si no te incomoda....
- ¿Incomodarme? - sonreí ampliamente - ¿y por qué debería de incomodarme?Tu sabes que me encantan los museos, sean de pintura, escultura o arte moderno, y además siempre es recomendable regresar, pues siempre están llenos de novedades...
- Lo hemos recorrido ayer, ¿estás segura que ver dos veces la misma exposición no te saturará?
- Totalmente segura cariño - te tranquilicé - contigo cada visita, cada actividad se convierte en una aventura, en un descubrimiento y en una novedad fascinante.
Aquella segunda recorrida la realizamos con tiempo...sin prisas nos detuvimos en prácticamente cada una de sus salas para observar sus tesoros en detalle, deleitándonos con aquellas colecciones tan espectaculares y tan fantásticas. Al salir de aquel edificio, me volví hacia tí:
- Lo he pasado de maravillas cariñó - me detuve un instante - recuerdo la primera vez que tuve la oportunidad de admirar un cuadro de un pintor moderno..,gracias a la explicación de mis padres pude comenzar a entrar en este mundo..., en aquel instante contaba con unos 15 años de edad - me detuve nuevamente al escuchar las campanadas del reloj que daban la 1 de la tarde y añadí :
- Cariño estoy pensando en el almuerzo, en casa ya tengo todo preparado para un almuerzo de lujo - te observé disimuladamente - ¿que te parece como entrada unos deliciosos vol au vent..., seguidos de una simple y deliciosa quiche lorraine compañada con una ensalada verde fresca..., y como postre exquisita macedonia de frutas con helado..., y con salsa de fresas por encima....
- Vaya menú delicioso e irresistible, será un placer degustar uno de tus platos cariño....
Demás está decir que aquel almuerzo fue todo un éxito, aquella ensalada de hojas verdes, le proporcionaba una frescura especial al plato, frescura que se intensificó aun más al llegar el postre, servido en dos preciosas copas altas..., y decoradas (además del helado y de la salsa de fresas), decorado con fresas y cerezas....
Y los segundos se hicieron minutos, y se transformaron en horas, en instantes de placer, pasión, dulzura, ternura y entrega inmensos, y entre besos y caricias llegamos juntos, una vez más, a tocar el mismísimo firmamento con todo nuestro ser.




No hay comentarios:
Publicar un comentario