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martes, 24 de enero de 2012

Encuentro Sorpresivo (8)

ENCUENTRO SORPRESIVO





Una vez más los primeros cantos de las aves anunciaban el inminente comienzo del día, sus trinos suaves, dulces y melodiosos llenaban el aire de una energía y vitalidad especial y única. Con los ojos entreabiertos llegué a divisar alguna que otra nube en aquel cielo parisino matinal y una suave brisa primaveral entraba por aquellos ventanales tan amplios de nuestra habitación de ensueño, acompañando a los incipientes rayos de sol que comenzaban a entibiar todo a su derredor con su brillo característico y mágico a la vez.

Mientras me acostumbraba a la claridad diurna, y aun medio dormida, las imágenes de la noche pasada pasaron nítidamente por mi mente. Habíamos pasado una noche bella y muy especial juntos. Una noche mágica, llena de erotismo, sensualidad, fogosidad, deseo, ternura y muchísimo amor, y finalmente nos dormimos fuertemente abrazados. A fin de no despertarte, me levanté silenciosamente y me asomé por la ventana ¡Que espectáculo más maravilloso, que colores de luces y de sombras que se desplegaban con gracia y con encanto ante mis ojos! Estaba asistiendo a un espectáculo único y siempre maravilloso, la salida del Sol, mágicamente sus rayos iban ganando en fuerza, aves revoloteaban por doquier, sus cantos y las vistas únicas y especiales de la ciudad luz, que comenzaba a cobrar vida. Con el tiempo, aquella brisa se hizo un poco más intensa, por lo cual regresé a la tibieza de aquellas sábanas...., y, por supuesto, al calor de tus brazos, quedándome, una vez más, profundamente dormida, hasta que el aroma exquisito de un café matinal recién hecho me despertó por completo , y al pisar aquella terraza espectacular escuché tu alegre voz saludándome:

- ¡Por fin ha salido el Sol!..., tu mirada me recorría de arriba hacia abajo de manera muy detallada - hoy a tardado demasiado en salir, estaba por ir a despertarte en cualquier momento - te detuviste nuevamente para observarme, el calor había subido hasta mis mejillas, las cuales ardían intensamente...., y después de besarme agregaste con tu tranquilidad habitual: - Cariño el desayuno nos está esperando...

Sonreí ampliamente al observar aquella mesa matinal tan llena de exquisiteces de todo tipo ¡que perdición más deliciosa que se presentaba ante mi mirada!.., frutas, quesos diversos, baguettes, mermeladas, miel..., y los imperdibles y siempre deliciosos croissants invitaban a disfrutar de un sabroso instante de placer culinario, y después de saborear el primer sorbo de café:




- Buenos días Tesoro - me levanté y te besé en la boca, para luego agregar - después de una noche tan maravillosa no existe nada mejor que saborear un delicioso desayuno junto a la persona amada, que ciertamente está exquisito, gracias. Dime..., ¿que planes tienes para proponerme para el día de hoy?

Tu mirada se volvió a cruzar con la mía por largo rato y en silencio..., por fin, después de una pequeña eternidad contestaste:

- Corazoncito no te enojes, pero tengo algunas cosas que hacer, especialmente a la mañana - y antes de que pudiera preguntar agregaste casi enigmáticamente - y es necesario que esta vez vaya solo.., 

Debo confesar que aquello me sorprendió bastante, aunque, conociendo tu manera de ser, tampoco era algo totalmente atípico de tu persona. Aparte del cariño, respeto y amor también nos une una gran confianza...., tragué hondo, y regalándote mi mejor sonrisa te contesté:

- De acuerdo,  no te preocupes, comprendo perfectamente - terminé de masticar y de tragar aquel último pedazo de manzana - ya encontraré algo interesante para hacer, de hecho, creo que ya lo he encontrado.....

Mientras disfrutaba de aquella vista magnífica de París desde aquella terraza de lujo ordené un poco mis ideas, ya que tenía muchas opciones a mi alcance, todas ellas muy interesantes, pero las descarté rápidamente ya que no era el momento para realizar visitas ni por museos, ni castillos y menos caminar por París. Era el momento de terminar de empaquetar mi pequeña obra de arte, aquel dibujo que había comenzado en Montmartre, del cual había realizado dos versiones: una con lápices de colores, el otro con acuarela. Había disfrutado intensamente aquellos momentos de tranquilidad absoluta que me habían proporcionado. Fue gracias a ellos que me volví a conectar con una parte de mi personalidad que había relegado durante los últimos años. Los observé lo más detalladamente posible desde una distancia prudencial por última vez...antes de envolverlos (por supuesto, por separado) en un papel precioso. 




El día era sinceramente precioso, el sol brillaba a pleno, por lo que, y después de un almuerzo fresco y nutritivo, decidí realizar una pequeña caminata por París.., y una vez más mis pasos me llevaron casi mágicamente a Montmartre, en donde me volví a zambullir en aquel mundo tan peculiar que inundaba sus calles, sintiéndome casi parte de ellos...aquella vida de bohemia que aun se puede respirar allí, y que todo lo inunda.


Al llegar a casa observé que las luces de la cocina estaban encendidas, señal de que habías regresado al fin....corrí como el viento hacia tí, y antes de que pudieras reaccionar me eché en tus brazos:


- Tesoro, te he extrañado - no pude seguir, pues el beso que recibí, me dejó casi sin aliento - ¿Te apetece un poco de champán fresco cariño? - suavemente me deshice de tu abrazo para llevarte hacia aquellos cómodos sillones, y luego de servirte una copa: - enseguida regreso mi amor - sonreí.


Regresé con los dos paquetes en una mano, y mientras te besaba suavemente, te dije: - Para tí Cariño


Te quedaste mirando largamente aquellos dos dibujos, tu mirada denotaba una gran sorpresa: - Cariño te han quedado preciosos - otra vez mi rostro se encendió como fuego - ¿has pensado en tomar clases de pintura?


- ¿Clases de pintura? - contesté totalmente sorprendida - se me ha cruzado alguna vez por mi mente, aunque.....


- Pues deberías considerar seriamente tal opción....


- Pero - traté de explicar - no me podré comparar nunca con los grandes pintores....


- Pues deberías - tu risa inundó aquel lugar - solo tienes que dar lo mejor de tí misma, y seguir tu forma de ver y de percibir el entorno..., en suma se trata de que seas fiel a tu estilo..., y lo saques a la luz.


Más tarde, la puerta se cerró tras estos dos amantes tan apasionados..., y la noche volvió a ser mudo testigo de su pasión, de su deseo y de su inmenso amor que se expresaba dulce, tierna apasionada y libremente...., y entre besos, abrazos y caricias llegaban siempre a tocar el cielo, no solo con las manos, sino también con el corazón








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