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domingo, 27 de noviembre de 2011

Crónicas de un encuentro muy especial

CRÓNICAS DE  UN ENCUENTRO MUY ESPECIAL




Nota aclariatoria: Esta es una historia totalmente independiente y anterior a aquella de los Encuentros Sorpresivos, las Crónicas están llenas de aventura, viajes  y sensualidad, mientras que la historia de los Encuentros es más íntima, rodeada de  arte y cultura en la bella y mágica París, con la única excepción del Amor, que es el punto de unión entre ambas historias. Disfruten.









Amanecía,  y los primeros rayos de sol bañaron mi habitación con su tenue luz, cubriendo sus paredes de un dorado y sutil resplandor , vagando por aquellas paredes hasta llegar a mi rostro, mis ojos...ojos color mil oscura, que se comenzaron a abrir lentamente para acostumbrarse a la luz del día, y una sonrisa fugaz cruzó por mis labios, al darme cuenta que el día tan esperado finalmente había llegado.

Lentamente me desperecé y me incorporé de la cama..., el día prometía ser glorioso, aunque bastante largo, todavía quedaba tanto por preparar, debía lucir bella, radiante, y, por supuesto irresistible en todos los sentidos. 

Comencé a planear mentalmente la tarde/noche, y, finalmente decidí darme una vuelta por el supermercado. Allí, tomándome todo el tiempo del mundo, repasé todas las góndolas de bebidas alcohólicas espumantes, leyendo cada una de las etiquetas con sumo cuidado, hasta que encontré aquel champán que tanto nos agradaba a ambos., pasando, acto seguido a la sección de frutas y encontrando por fin aquellas fresas y cerezas tan irresistiblemente dulces y tentadoras....., ya de tarde me puse a prepara una fuente de canapés variados, guardándolos herméticamente cerrados a fin de que conservasen su frescor, aunque ni yo misma sabía si serían consumidos....

Todo lucía pulcro y ordenado, una última mirada para controlar, a vuelo de pájaro todo lo anteriormente hecho, era hora de comenzar a ocuparme de mi misma. Subí las escaleras con una gracia y un encanto sin igual hasta llegar a mi habitación, deteniéndome frente a un gran armario con puertas de madera.





Como toda mujer en momentos especiales, deseaba sentirme bella, radiante, seductora e irresistible a la vez, debía, pues, brillar intensamente. Me dirigí a otro armario, un poco más pequeño que el anterior, allí guardaba mi ropa de fiesta, aquella que utilizaba para salir de noche, en ocasiones muy especiales. Aquel armario estaba lleno de ellos, algunos más elegantes que otros, otros un poco más osados....repasé una a una aquellas prendas, probándome unas cuantas que volvía a descartar  en un segundo, y finalmente quedaron solo tres vestidos: uno negro muy clásico y hermoso.., otro turquesa, un poco más osado que el anterior, y el último color rosa pastel, muy elegante, que me llegaba hasta las rodillas, con un escote decente, aunque levemente pronunciado, pero que inevitablemente atraía la mirada justo hacia allí..., sonriendo me decidí por este último, para dirigirme a un aparador donde descansaba una caja de marfil, allí guardaba mis joyas, decidiéndome por aquel collar de perlas blanco nacaradas, maquillaje decente y suave y  sandalias que hacían juego con el color del vestido. Al mirarme al espejo me sentí absolutamente conforme con lo que éste reflejaba: una mujer bella y cuidada. El color rosa pálido de mi vestido contrastaba con el color de mi cuerpo levemente bronceado por el sol de primavera..., un bronceado color miel, reflejo del color de mis ojos, ojos que chispearon de satisfacción, pues me sentía bella e irresistible, aquella vista impactaba seguramente a todos los  hombres..., aunque solo tenía (y tengo) ojos para uno solo.....

Con un andar seguro y una mirada soñadora bajé lentamente la gran escalera que conducía a un gran y acogedor salón, conectado directamente con la cocina. Repasé por última vez cada detalle...el champán estaba en la nevera, las copas sobre una bandeja de plata, las fresas y cerezas en una fuente que hacía juego, los canapés...¡alto!.. ¿donde iba a poner los canapés?..., abrí un gran armario con puertas cristalinas, situado en un rincón de aquella cocina tan especial y por fin encontré lo que estaba buscando: una bandeja de porcelana finísima, con bellas flores a su alrededor..., sí era perfecta para la ocasión...

Regresé al salón, acercándome a la consola de música..,  finalmente, después de mucho buscar, me decidí por una música suave, envolvente y levemente sensual, e inmediatamente el lugar se llenó de bellas y hermosas melodías para una velada muy especial e inolvidable....

De repente escuché el timbre de la puerta de casa, ese característico ding-dong, tan agradable a mis oídos al que había esperado con tanta ilusión durante todo el día..., mis mejillas se cubrieron de un rojo intenso, mi corazón latía aun más de prisa, mis piernas comenzaron a temblar..., me tomó un tiempo recuperarme lo suficiente como para bajar aquellos diez escalones que me conducían a la puerta de calle lo más decentemente posible....




La emoción era tan grande, las sensaciones tan intensas que ambos no pronunciamos palabra alguna..., solo nos observamos en silencio absoluto, deleitándonos, acariciándonos con nuestras miradas y sintiendo como el mundo desaparecía a nuestro derredor. Por fin, después de lo que nos pareció a ambos una eternidad, te tomé silenciosamente de la mano, y juntos subimos aquella corta escalera que nos conducía a la antesala de nuestro propio paraíso.


Observabas mi elegancia, sonriendo recordabas aquellos, nuestros comienzos. Todo había comenzado en la casa de unos amigos en común, y desde el principio hubo buen entendimiento entre ambos, como también una química excelente entre los dos, nuestros intereses eran similares, así como también lo eran las ideas sobre los grandes e importantes temas que mueven al mundo, nuestras conversaciones siempre eran interesantes y amenas, todo ello había sido un excelente caldo de cultivo para que nuestros sentimientos se desarrollaran naturalmente.....


Regresé de la cocina con la bandeja y las copas de champán, y pregunté divertida:
- ¿En que piensas mi amor?
Pasé a tu lado como una brisa fresca, un suave vendaval..., y cuando volví a aparecer llevaba conmigo el recipiente de fresas y cerezas y la botella de champán. Apoyando todo en la bandeja correspondiente, volví a preguntar, aun más encantadoramente que antes:
-¿En que piensas mi amor?
Pude leer en tus ojos la respuesta que te era imposible plasmar  con palabras, y me acerqué sonriente..., con la fuente de cerezas en ambas manos, apoyándola en la mesa del comedor, recogí una cereza, y dije:
-¿Una cereza quizás para comenzar a calmar tu sed?....¿o prefieres una copa de champán, bien frío y burbujeante?..., ¿o quizás? - me detuve en medio de la oración - ¿o quizás una mezcla de las dos?....Te dejo elegir...., aunque creo que esta vez la elección no te resultará sencilla....
Te observé silenciosamente, desaparecí y regresé sin que te dieras cuenta, acercándome con cuidado y ternura, te tapé suavemente los ojos con una de mis manos, y acercando mis labios a tu oído, susurré:
- Tesoro, si deseas te puedo llevar a un lugar muchísimo más acogedor y precioso que éste.., pero para ello será necesario que cierres tus ojos y  que te dejes guiar...¿aceptas?...., me encantaría ser tu guía muy personal....
Sin esperar respuesta alguna te tomé de la mano y me dirigí a aquellas escaleras  de mármol rosado oscuro que llevaban a las habitaciones y aposentos privados. Había apagado las luces y prendido los candelabros que decoraban aquella escalera principesca, por fin, después de una eternidad nos detuvimos frente a una puerta llena de sorpresas......



Un lugar bellísimo se abría ante nosotros: una habitación enorme, con paredes empapeladas de un color marfil y cortinas moradas que colgaban hasta el piso...,bajo cada ventanal una cómoda antigua, cada una de la cual estaba adornada con grandes floreros llenos de rosas y algunos jazmines, que endulzaban el ambiente con su perfume tan singular..., en alguna cómoda alguna vela en un candelbro alumbraba con su tenue luz aquel ambiente de ensueño...las ventanas dejaban entrar la luz de las estrellas y aquella música que los había guiado casi mágicamente hasta ese lugar, envolvía el ambiente con sus sonidos tan especiales....

Te quedaste observando aquella maravilla, aspirando el perfume de aquellas flores, observánome silenciosamente.., con aquella luz de las velas solo era posible divisar mi figura, que se recortaba del resto, además me sentía bella y sumamente sensual...

Como si hubiera podido leer en tu interior me acerqué lentamente, deteniéndome a milímetros de donde te enconrabas.., y con aquella sonrisa tan encantadora, y en un susurro pregunté:
- ¿Me harías un favor mi amor?...¿Podrías ayudarme a abrir mi vestido?.., tu ves, el cierre solo se deja abrir por tus manos....
¿Quien podía resistirse ante tanto encanto y candor femenino?...., finalmente, y después de unos segundos de "lucha," el vestido comenzó a caer al suelo.., dejando al descubierto aquel cuerpo de Mujer.....

El lenguaje de dos amantes es un lenguaje particular y silencioso, en donde los besos, las caricias, las miradas, las sonrisas, la pasón, el deseo, la sutileza, la ternura y la dulzura constituyen las palabras, el lenguaje especial, que son percibidas por los cinco sentidos, pues es el cuerpo que tiembla, que se estremece, que vibra, son las sensaciones y emociones únicas de placer, dulzura e infinita pasón que se expresan libremente.., en donde la pasión y el deseo son símbolos del amor inconfundible entre dos personas, entre dos almas, entre dos corazonesque finalmente, y después de mucho tiempo, se han encontrado al fin.


















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