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miércoles, 15 de mayo de 2013

El Secreto de Mercedes (5)



Apoyado en la ventana de su habitación, Joaquín observaba el fascinante juego de luces y sombras, de colores y de luz que trae consigo cada nuevo amanecer. El aire, saturado de humedad, presagiaba un día de calor agobiante. Desde una de las calles laterales se escuchaba una bella melodía entonada por un joven, probablemente para su amada, que parecía llenar cada vacío de aquel lugar....¡almas enamoradas y felices!,  pensó al recordar su propia historia, hacía ahora diez años atrás..., ¡disfruten de este momento!

En aquella mansión aun reinaba la tranquilidad y el sosiego tan típicos de un fin de semana. Se encaminó hacia el salón principal, allí sobre aquella simple pero a la vez elegante mesa ratona encontró el diario del día anterior que parecía estar esperándolo, ... cuan no fue su sorpresa al encontrarse en la tapa con el siguiente titular. Escrito en enormes letras, se podía leer: El Misterio de la Familia Santamaría. Con creciente interés y con  la sorpresa e incredulidad pintada en su rostro, nuestro amigo devoró aquel artículo con una rapidez inusitada, mientras que miles de preguntas se apoderaban de su mente. Se encaminó lentamente al patio. Desde su llegada a Roma habían sucedido cosas sumamente extrañas: la llamada del Señor Fuentes, insistiendo hasta el cansancio en el envío de la historia por parte de Joaquín..., la aparición de Mateo, supuesto emisario de una persona importante, quien deseaba quedar en el anonimato, aquellas supuestas pistas que habían llegado por carta durante los días anteriores..., todo demasiado extraño para ser cierto. Tan absorto estaba en sus pensamientos que ni se percató de la presencia de Mercedes, quien lo observaba, con cara de preocupación creciente. 

- ¡Buenos días Joaquín! ¿Como has descansado? ¡Que domingo más precioso! - y al no recibir respuesta preguntó, ahora con más insistencia - ¿Joaquín? ¿en que nube te encuentras?

- ¡Mercedes, mil disculpas! - Joaquín esbozó una sonrisa, y en tono conciliador prosiguió - ¿has leído el periódico de ayer? - la joven negó con la cabeza - pues entonces mejor te sientas, pues he encontrado un artículo que seguro te sorprenderá tanto como a mí - le entregó el periódico - se trata del primer título - explicó

Mientras leía aquel artículo, la expresión de su rostro pasó de despreocupación, a sorpresa..., finalmente, al terminar, y con la incredulidad pintada en su rostro preguntó con un hilo de voz:





- No comprendo...¿De donde han sacado la información y quien la ha escrito? y sobre todo, ¿por qué lo han publicado justo ahora? - se volvió hacia Joaquín: los grandes y verdes ojos de Mercedes  se habían humedecido - es demasiado enigmático Joaquín....

- No lo creo Mecha - le sonrió comprensivamente antes de proseguir - no deseo incomodarte, pero parece más que evidente que en esta casa las paredes tienen oídos, como verás - añadió - la maldad y la traición están por doquier, tanto como la bondad, la lealtad y el amor son parte de la humanidad, ¿por que no desayunamos en el patio? El día está precioso, y aun está lo suficientemente fresco, además así - cerró la puerta que comunicaba con el gran salón - podremos hablar con total tranquilidad. 

Aquel patio era enorme. Por un lado se estaba en contacto directo con el aire y la naturaleza, por el otro, bajo una amplia galería, el lugar estaba organizado en pequeñas secciones, todas ellas, en cierta manera, conectadas entre sí que lo convertían en una cómoda y agradable sala de estar al aire libre. Joaquín recorrió con la mirada aquel precioso lugar, hasta descubrir un equipo de audio, ¡sin duda una excelente manera de quebrar un poco aquel ambiente tan denso que se había creado desde que habían leído aquel artículo periodístico! y muy  pronto el aire se llenó de bellas y relajantes melodías. 

Su pequeña estrategia dio felizmente el resultado esperado. Acomodada en uno de aquellos sillones rústicos, la joven preguntó: 

- Dime Joaquín, ahora que estamos solos, ¿de quienes sospechas? Supongo que debes de tener por lo menos un punto de referencia.

Durante los últimos minutos Joaquín había tenido tiempo suficiente para ordenar sus ideas. Con la mayor tranquilidad respondió: - en realidad Mecha, sospecho de todos un poco - sacó una pequeña libreta de su bolsillo, y abriéndola prosiguió - han sucedido cosas demasiado raras últimamente

- Explícate Joaquín ¿a que te refieres? 

- Pues no comprendo la insistencia exagerada del Señor Fuentes en enviarle lo antes posible el comienzo de nuestra aventura - los ojos de Mercedes lo observaban atentamente - sabes que tengo la costumbre de abrir mi correo a diario, pues bien, hoy a la mañana encontré un correo de su parte, exigiéndome aquel envío..., caso contrario, se vería en la obligación de prescindir de mis servicios inmediatamente

- ¡Que atrevimiento! - exclamó la joven - ¿ya has decidido que hacer al respecto?



- No le daré el gusto de despedirme Mecha - respondió con tranquilidad - al contrario, ya le he comunicado mi firme decisión de renunciar, desde mañana mismo, al trabajo, verás - prosiguió - después de cinco años en esta pequeña editorial deseo expandir mis horizontes laborales - miró la hora, y dirigiéndose a su prima agregó - creo que nos esperan otras aventuras, ¿que te parece si buscamos aquella casa abandonada? Si bien no estoy totalmente convencido de que se trate de una pista certera, tampoco es necesario que la descartemos. Tomaremos los cuidados necesarios y - fue interrumpido por la alegre voz de la joven - iremos con zapatos de plomo....

A media mañana se dirigieron, lo más lentamente posible, a fin de no levantar sospecha alguna,  hacia el Panteón de Agrippa. A simple vista parecían dos turistas más, que, montados en sus bicicletas, se lanzaban a descubrir los lugares más recónditos y famosos de la Ciudad Eterna. Después de un nutritivo y sabroso almuerzo se dirigieron, empujando sus bicis, hacia aquel famoso monumento,  siempre en busca de aquella casa abandonada. De repente, cuando ya estaban por abandonar la búsqueda, Mercedes, en un susurro, exclamó: 

- ¡Mira Joaquín! ¡Allí está la casa abandonada! 

Prácticamente detrás de aquel monumento encontraron una casa totalmente destartalada y descuidada, cuyas paredes estaban cubiertas de hiedra espesa. Dos pares de ojos se cruzaron,  con el corazón latiendo a mil y tomados de la mano franquearon aquella puerta antigua..., y se encontraron, después de haber pasado por un largo y húmedo pasillo, en una preciosa biblioteca. Totalmente extrañada Mercedes preguntó: 

- ¿Y esto? Pensé que nos encontraríamos con una habitación subterránea, pero aquí lo único que veo son libros y más libros. 

Entretanto Joaquín se había acercado a la biblioteca. Estaba seguro de que debía de existir algún resorte bien escondido por alguna parte, quizás detrás de aquella muy ordenada pila de libros. Su intuición lo había llevado por la senda correcta,... con un gran chirrido aquella puerta secreta se abrió, dejando al descubierto una habitación oscura, solo alumbrada por una pequeña lámpara que colgaba del alto techo. 

Después de haber encendido sus linternas y llenos de expectativas pisaron aquella habitación, no sin antes dejar la puerta abierta.  Un frío gélido y húmedo les dio la bienvenida, como únicas decoraciones, enormes telas de arañas colgaban de los techos. ¡Que lugar más lúgubre y tenebroso! Mercedes se aferraba aun con más fuerza a la mano de Joaquín. 

- Tomeré la delantera, tu solo sígueme - le aconsejó - y mantén la linterna encendida

Lentamente, y midiendo cada paso, comenzaron la búsqueda de aquella primera pista. Aunque habían dejado la puerta abierta, la  oscuridad era tal que incluso la luz artificial de aquellas linternas ayudaba poco y nada. El tiempo parecía eterno, lenta y trabajosamente los jóvenes avanzaron por aquella oscura y tenebrosa habitación. De repente Joaquín escuchó un grito ahogado de Mercedes, y al darse vuelta la encontró tendido y desmayada en el piso. Rápidamente la envolvió en una manta que había llevado consigo a último momento, la levantó en brazos y se dirigió, lentamente hacia aquella puerta....,¡que se había cerrado! ¿Fue el viento o fue hecho a propósito?, y para empeorar aun más las cosas las dos luces de las linternas se apagaron casi al mismo tiempo. Con gran preocupación (especialmente por el estado de Mercedes), Joaquín comenzó a buscar la manera de salir, lo antes posible, de aquella situación. De ello, y otras nuevas aventuras se tratará la próxima parte de esta historia.....












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