Amanecía, y los primeros vestigios de un día otoñal comenzaban a asomar por el horizonte. Una tenue luz se dejaba ver en una única ventana: una vez más nuestra joven protagonista había sentido la necesidad urgente de escribir, totalmente concentrada en el desarrollo de su segunda novela, había logrado, en parte, controlar aquella incertidubre creciente concerniente a editorial Sandoval.
Sin embargo, la tranquilidad habría de ser de corta duración. Aquella soleada mañana de noviembre Andrea se encaminó con pasos seguros hacia la casa matriz de la editorial Sandoval. Desde la aparición de aquel artículo en el periódico había decidido ser mucho más prudente, atenta y cuidadosa con ellos. Y si bien siempre se habían mostrado cordiales, amables y dispuestos a ayudar, también era cierto que en muchas ocasiones trataban de evadirla con explicaciones que carecían totalmente de sentido....
Al llegar a la oficina se encontró no solo con la puerta cerrada, también faltaba el cartel identificatorio. Un joven oficial de policía custodiaba la puerta:
- Buenas tardes señorita, ¿en que la puedo ayudar?
- Buenas tardes oficial, soy Andrea Cabrera - con la mayor tranquilidad posible prosiguió: - tengo una cita con el señor Javier Fernández , me extraña que aun no haya llegado....
- ¿No le informaron? la editorial está cerrada desde el lunes pasado y el señor Fernández y sus colaboradores están prófugos de la justicia. Se los acusa de fraude fiscal y se ha librado una orden de detención en su contra.
Ante semejante noticia la moral de Andrea cayó al quinto subsuelo. Si bien las noticias que se habían podido leer en los distintos periódicos ultimamente no eran muy alentadoras, las oficinas siempre habían seguido abiertas. Más allá de las dudas iniciales, sus preguntas siempre fueron satisfactoriamente contestadas. Superado aquel torbellino interior se dirigió amablemente al oficial:
- Muchas gracias por su tiempo e información oficial
Aquella noticia la había dejado devastada. Totalmente agobiada se dejó caer sobre un banco de la plaza principal. ¿Y ahora? ¿quien se haría cargo de editar su novela? ¿acaso su incipiente carrera quedaría truncada para siempre? Si bien era cierto que sobre la editorial siempre había existido la suposición de fraude, en la gran mayoría de los casos habían cumplido con sus tareas con bastante responsabilidad y celeridad. Finalmente fue la conocida voz de su amigo Tomás quien la devolvió a la realidad:
- ¡Andrea que sorpresa! Pero - advirtió aquella expresión de preocupación extrema en el rostro de su amiga que anunciaba malas nuevas - ¿sucede algo? - se acomodó a su lado - cuéntame, te escucho....
Pero la joven, generalmente abierta y muy locuaz, volvió a sorprenderlo:
- Tomás no te enfades por favor - su voz sonaba triste y apagada - por el momento prefiero callar - su rostro se iluminó brevemente - prometo contarte en detalle cuando me sienta más tranquila.
- No te preocupes, te comprendo perfectamente - la observó en silencio - verás como mañana te sentirás más tranquila - ven - se levantó y le tendió la mano - te acompaño hasta tu casa
Aquella corta caminata discurrió en el silencio más absoluto. Si bien hubiera preferido regresar sola, decidió finalmente aceptar la compañía de Tomás. Además, y aunque prefería momentáneamente la soledad, también agradecía infinitamente el gesto del joven. Rechazar su compañía hubiese sido igual a ofenderlo y producirle una gran tristeza.....
Aquella noche nuestra joven protagonista lejos de descansar se debatía entre mil preguntas ¿cual sería su futuro? es más ¿es que existía futuro para ella en el ámbito de la literatura? Le habían quitado de un plumazo aquella alegría, aquel entusiasmo que siempre la había caracterizado ¿de que valía esforzarse, buscar ideas, plasmarlas en papel, si de todas maneras su libro, su opera prima no se editaría? Se dirigió a su escritorio: en letras grandes y elegantes pudo leer, a la luz de la luna llena: El puente hacia los recuerdos. Tomó aquella copia del manuscrito en sus manos: ¡cuanto esfuerzo, cuanta dedicación y cuantas horas de elaboración le había tomado la escritura de aquella novela! solo para ver ahora que su sueño quedaría trumcado, seguramente, para siempre, pues ¿quien querría darle otra oportunidad, especialmente teniendo en cuenta de que era una novata en aquel círculo?....
Beatriz observaba con creciente preocupación a su hermana. En el desayuno no solo apenas había probado bocado, sino que incluso había mencionado querer quemar sus obras. Cierto era que al principio había dudado de la vocación de su hermana, aunque esas dudas habían quedado atrás rápidamente al notar aquel enorme entusiasmo y dedicación con que se zambullía en su tarea
- Andrea comprendo tu desazón y tu tristeza - comenzó - ver como un sueño se desintegra ante nuestros ojos es horrible - la abrazó largamente - pero debes tener en cuenta que el camino al éxito no siempre está sembrado de flores bellas y de caminos rectos. Son las espinas, los caminos torcidos y dificultosos de recorrer los que fortalecen nuestro espítitu y nuetra voluntad.
- Gracias Bea, aprecio enormemente tu apoyo - el rostro de la joven denotaba preocupación - sinceramente no tengo idea por cual camino seguir, todos, irremediablemente, me conducen a un callejón sin salida. ¿para que seguir escribiendo, si de todas maneras mi obra no se editará? además soy una novata en este ámbito ¿quien en su sano juicio me dará otra oportunidad?
Beatriz estaba a punto de responder cuando sonó el teléfono. Al regresar le entregó el tubo a su hermana, su voz se había llenado de una gran alegría:
- Teléfono para tí Andrea - y enigmáticamente prosiguió - jamás des un sueño totalmente por perdido......
Cual no fue la sorpresa de la joven cuando escuchó:
- ¿Andrea? habla María - ¿María su amiga que trabajaba en la biblioteca?¿desde cuando tenía tiempo de llamarla en hora de trabajo? que extraña llamada - escucha amiguita - prosiguió - todo el pueblo está al tanto de lo que sucedió con la editorial. Me he tomado la libertad de hablar con mi amiga Marta Roldán, dueña de la editorial Roldán y Roldán y le pasé la copia que me has dejado hace unas semanas atrás - Andrea, boquiabierta seguía aquellas palabras como si de una gran aventura se tratara - acaba de llamarme, está entusiasmadísima con tu novela y le encantaría poderla publicar ¿por que no la llamas ahora mismo? La puedes encontrar hasta las 12 del mediodía y a partir de las 14:00 hasta las 19:00 en su oficina
Con dedos temblorosos por la emoción marcó el número de teléfono de la editorial, y se encontró con una amable voz femenina:
- Buenos días, habla con Marta Roldán ¿en que la podemos ayudar?
- Buenos días - a medida que hablaba su voz ganó en seguridad - soy Andrea Cabrera, autora de El puente hacia los recuerdos, mi amiga María, la bibliotecaria, me acaba de avisar que desea hablar conmigo...
- ¡Jovencita mi sincera felicitación por tan grandiosa obra! Nuestra editorial estará más que honrada de poder publicar su novela y de ayudarla en la promoción de su obra. Desde nuestra creación nos especializamos en encontrar nuevos talentos en el mundo de la literatura, ayudando asimismo a la promoción de cada una de las obras que publicamos. ¿Por que no se da una vuelta por nuestras oficinas? ¿Digamos hoy a las 14:00 horas?
- ¡Perfecto! Allí estaré - con el rostro encendido de emoción se volvió hacia su hermana - Tenías razón Bea, no todo está perdido - la besó en la mejilla - parece que la vida me da una segunda oportunidad - sonrió de manera encantadora - te aseguro que llegaré..., a tocar las estrellas un día - y salió cual rayo hacia la editorial, mientras que Beatriz la seguía con la mirada hasta que desapareció en el horizonte.....
Al llegar a la oficina se encontró no solo con la puerta cerrada, también faltaba el cartel identificatorio. Un joven oficial de policía custodiaba la puerta:
- Buenas tardes señorita, ¿en que la puedo ayudar?
- Buenas tardes oficial, soy Andrea Cabrera - con la mayor tranquilidad posible prosiguió: - tengo una cita con el señor Javier Fernández , me extraña que aun no haya llegado....
- ¿No le informaron? la editorial está cerrada desde el lunes pasado y el señor Fernández y sus colaboradores están prófugos de la justicia. Se los acusa de fraude fiscal y se ha librado una orden de detención en su contra.
Ante semejante noticia la moral de Andrea cayó al quinto subsuelo. Si bien las noticias que se habían podido leer en los distintos periódicos ultimamente no eran muy alentadoras, las oficinas siempre habían seguido abiertas. Más allá de las dudas iniciales, sus preguntas siempre fueron satisfactoriamente contestadas. Superado aquel torbellino interior se dirigió amablemente al oficial:
- Muchas gracias por su tiempo e información oficial
Aquella noticia la había dejado devastada. Totalmente agobiada se dejó caer sobre un banco de la plaza principal. ¿Y ahora? ¿quien se haría cargo de editar su novela? ¿acaso su incipiente carrera quedaría truncada para siempre? Si bien era cierto que sobre la editorial siempre había existido la suposición de fraude, en la gran mayoría de los casos habían cumplido con sus tareas con bastante responsabilidad y celeridad. Finalmente fue la conocida voz de su amigo Tomás quien la devolvió a la realidad:
- ¡Andrea que sorpresa! Pero - advirtió aquella expresión de preocupación extrema en el rostro de su amiga que anunciaba malas nuevas - ¿sucede algo? - se acomodó a su lado - cuéntame, te escucho....
Pero la joven, generalmente abierta y muy locuaz, volvió a sorprenderlo:
- Tomás no te enfades por favor - su voz sonaba triste y apagada - por el momento prefiero callar - su rostro se iluminó brevemente - prometo contarte en detalle cuando me sienta más tranquila.
- No te preocupes, te comprendo perfectamente - la observó en silencio - verás como mañana te sentirás más tranquila - ven - se levantó y le tendió la mano - te acompaño hasta tu casa
Aquella corta caminata discurrió en el silencio más absoluto. Si bien hubiera preferido regresar sola, decidió finalmente aceptar la compañía de Tomás. Además, y aunque prefería momentáneamente la soledad, también agradecía infinitamente el gesto del joven. Rechazar su compañía hubiese sido igual a ofenderlo y producirle una gran tristeza.....
Aquella noche nuestra joven protagonista lejos de descansar se debatía entre mil preguntas ¿cual sería su futuro? es más ¿es que existía futuro para ella en el ámbito de la literatura? Le habían quitado de un plumazo aquella alegría, aquel entusiasmo que siempre la había caracterizado ¿de que valía esforzarse, buscar ideas, plasmarlas en papel, si de todas maneras su libro, su opera prima no se editaría? Se dirigió a su escritorio: en letras grandes y elegantes pudo leer, a la luz de la luna llena: El puente hacia los recuerdos. Tomó aquella copia del manuscrito en sus manos: ¡cuanto esfuerzo, cuanta dedicación y cuantas horas de elaboración le había tomado la escritura de aquella novela! solo para ver ahora que su sueño quedaría trumcado, seguramente, para siempre, pues ¿quien querría darle otra oportunidad, especialmente teniendo en cuenta de que era una novata en aquel círculo?....
Beatriz observaba con creciente preocupación a su hermana. En el desayuno no solo apenas había probado bocado, sino que incluso había mencionado querer quemar sus obras. Cierto era que al principio había dudado de la vocación de su hermana, aunque esas dudas habían quedado atrás rápidamente al notar aquel enorme entusiasmo y dedicación con que se zambullía en su tarea
- Andrea comprendo tu desazón y tu tristeza - comenzó - ver como un sueño se desintegra ante nuestros ojos es horrible - la abrazó largamente - pero debes tener en cuenta que el camino al éxito no siempre está sembrado de flores bellas y de caminos rectos. Son las espinas, los caminos torcidos y dificultosos de recorrer los que fortalecen nuestro espítitu y nuetra voluntad.
- Gracias Bea, aprecio enormemente tu apoyo - el rostro de la joven denotaba preocupación - sinceramente no tengo idea por cual camino seguir, todos, irremediablemente, me conducen a un callejón sin salida. ¿para que seguir escribiendo, si de todas maneras mi obra no se editará? además soy una novata en este ámbito ¿quien en su sano juicio me dará otra oportunidad?
Beatriz estaba a punto de responder cuando sonó el teléfono. Al regresar le entregó el tubo a su hermana, su voz se había llenado de una gran alegría:
- Teléfono para tí Andrea - y enigmáticamente prosiguió - jamás des un sueño totalmente por perdido......
Cual no fue la sorpresa de la joven cuando escuchó:
- ¿Andrea? habla María - ¿María su amiga que trabajaba en la biblioteca?¿desde cuando tenía tiempo de llamarla en hora de trabajo? que extraña llamada - escucha amiguita - prosiguió - todo el pueblo está al tanto de lo que sucedió con la editorial. Me he tomado la libertad de hablar con mi amiga Marta Roldán, dueña de la editorial Roldán y Roldán y le pasé la copia que me has dejado hace unas semanas atrás - Andrea, boquiabierta seguía aquellas palabras como si de una gran aventura se tratara - acaba de llamarme, está entusiasmadísima con tu novela y le encantaría poderla publicar ¿por que no la llamas ahora mismo? La puedes encontrar hasta las 12 del mediodía y a partir de las 14:00 hasta las 19:00 en su oficina
Con dedos temblorosos por la emoción marcó el número de teléfono de la editorial, y se encontró con una amable voz femenina:
- Buenos días, habla con Marta Roldán ¿en que la podemos ayudar?
- Buenos días - a medida que hablaba su voz ganó en seguridad - soy Andrea Cabrera, autora de El puente hacia los recuerdos, mi amiga María, la bibliotecaria, me acaba de avisar que desea hablar conmigo...
- ¡Jovencita mi sincera felicitación por tan grandiosa obra! Nuestra editorial estará más que honrada de poder publicar su novela y de ayudarla en la promoción de su obra. Desde nuestra creación nos especializamos en encontrar nuevos talentos en el mundo de la literatura, ayudando asimismo a la promoción de cada una de las obras que publicamos. ¿Por que no se da una vuelta por nuestras oficinas? ¿Digamos hoy a las 14:00 horas?
- ¡Perfecto! Allí estaré - con el rostro encendido de emoción se volvió hacia su hermana - Tenías razón Bea, no todo está perdido - la besó en la mejilla - parece que la vida me da una segunda oportunidad - sonrió de manera encantadora - te aseguro que llegaré..., a tocar las estrellas un día - y salió cual rayo hacia la editorial, mientras que Beatriz la seguía con la mirada hasta que desapareció en el horizonte.....



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