Desde aquella aventura en alta mar habían pasado ya unas cuantas semanas, y el otoño había dado paso, (aunque con bastante resistencia), a uno de los inviernos más fríos de la historia, y las primeras nevadas cubrieron las calles y la naturaleza toda con su hermosa blancura, iluminando los rostros y los corazones de todos los niños de manera muy especial.
En los últimos meses se habían producido grandes y bellas novedades en la vida de nuestra pequeña protagonista: había comenzado a asistir a la escuela local con una enorme ilusión, entusiasmo y también un poco de orgullo, ganándose muy pronto, gracias a su alegría, simpatía y su sencillez, los corazones no solo de sus compañeros de curso, sino de la escuela toda. Por el otro, y después de un largos contratiempos legales, de trámites y de una espera aparentemente interminable Mariela obtuvo la tan esperada adopción legal de la pequeña. Mientras que terminaba de arreglar el cuarto de Lucía recordó aquella emocionante conversación:
- Lucía - la niña había terminado, con una pequeña ayuda de Mariela, sus tareas escolares, y, entusiasmada como siempre, estaba a punto de comenzar a armar un castillo con sus bloques de juguetes - pequeña, tengo una gran novedad para compartir contigo...
La niña, asombrada por el tono serio pero amable de su gran amiga, dejó de jugar, se acercó a Mariela, y observándola con sus grandes y tan especiales ojos azules en donde se reflejaba la sorpresa, la abrazó con todo el cariño y la fuerza de sus pequeños bracitos.
Mariela, con un nudo en la garganta y aun con los ojos húmedos pudo, finalmente sonreirle: - No te alarmes pequeña, solo estoy emocionada - y antes de que la niña pudiera preguntar le contó, con palabras sencillas, la gran novedad.
Lucía había escuchado con gran atención cada una de las palabras de Mariela, como si de una historia de aventura se tratara. Sus grandes ojos azules se habían abierto aun más de asombro, y en un susurro preguntó: - Entonces desde ahora.....¿Puedo llamarte mamá? - Mariela le acarició la dorada cabellera - Por supuesto pequeña, si es ese tu deseo - contestó con idéntica emoción.
Navidad estaba a la vuelta de la esquina y durante los últimos días Mariela y sus amigos habían estado muy ocupados decorando cada rincón de aquella casa especial, que ahora lucía más bella que nunca, especialmente de noche, cuando se prendían aquellas velas que adornaban decentemente sus rincones más importantes, llenando los ojos de aquella pequeña niña de una enorme ilusión y felicidad, y bañando mágicamente con su especial y cálida luz cada una de sus habitaciones.
Fue Juan, quien después de terminar con la decoración navideña del comedor, se dirigió a su amiga y asombrado dijo:
- La casa está quedando preciosa Mariela, aunque - la observó detenidamente - creo que te has olvidado de uno de los decorados más tradicionales, dime ¿donde está el árbol de Navidad?
La joven sonrió - Juan, la Navidad llega con grandes sorpresas, muy especialmente para una pequeña niña, ven - lo condujo escaleras arriba hasta una habitación - ábrela - sonrió de manera pícara - seguramente también te sorprenderás....
El joven abrió lentamente la puerta y quedó profundamente maravillado y sorprendido: en la penumbra de aquella habitación lucía el árbol de Navidad más hermosamente decorado del que haya tenido memoria: de sus ramas colgaban no solo bolas de distintos tamaños y colores, también se apreciaban algunas artesanías, como pequeñas muñecas, estrellas o algunas galletas, sus luces blancas otorgaban a aquella habitación un toque especial, casi mágico, mientras a su derredor se apilaban los regalos, de distintos tamaños, todos bellamente envueltos y etiquetados.
Lentamente se volvió hacia su amiga: - ¡Este árbol es maravilloso! - volvió a observar aquel magnífico espectáculo visual: - de seguro que para una pequeña niña será una noche inolvidable - pensativamente se volvió hacia Mariela: - ¿Tu crees que sería una buena idea de regalarle el libro de Las Mil y una Noches? Con lo entusiasmada que estaba escuchando aquella historia de Simbad....
- No estoy segura Juan - Mariela dudó antes de proseguir - ¿no será mucho pedir para una pequeña niña que recién comienza la escuela? Son historias con una profunda moraleja que quizás todavía no comprenda en su totalidad.
Juan observó detenidamente a su amiga antes de proseguir: - puede que tengas razón Mariela, aunque ya sabemos que Lucía adora las aventuras ¿y que mejor libro de aventuras e historias fantásticas que éste? Cuando sea más grande ya comprenderá mejor las historias y sus moralejas, ¿Por qué no comienzas por leerle una o dos hojas por día? Recuerda el entusiasmo, interés y fascinación que mostró con la historia de Simbad.
- ¡Juan vaya que eres persuasivo! - rió con ganas y cariño - si ese es tu deseo, pues adelante, para Lucía será, con toda seguridad, una enorme sorpresa, además será su primer libro..., imagínate.
Los últimos días anteriores a Navidad estaban cargados de miles de tareas: aun quedaba dar el último toque al menú navideño, llamar por teléfono a muchos conocidos y amigos, y sobre todo, tratar de tranquilizar la emoción de una pequeña niña que contaba los días y las horas hasta aquel gran acontecimiento y de mantenerla lo suficientemente ocupada, a fin de no descubrir las distintas sorpresas que se estaban preparando especialmente para ella.
Y llegó aquel día tan esperado. Aquella mesa navideña tan elegante y tan sobra lucía hermosa: una alegre comitiva se reunió en torno a un delicioso y sencillo menú, aquellas historias, cuentos y anécdotas ayudaron a nuestra pequeña protagonista a acortar un poco la espera. Tan entusiasmada estaba escuchando aquellas historias que no se dio cuenta que Mariela, Fernando y Juan se levantaron de la mesa..., y en un abrir y cerrar de ojos la casa se llenó de música: en la planta alta se escuchaban hermosas melodías tocadas por un especial trío de piano, violín y saxo, una música irresistiblemente hermosa que invitaba a Lucía a subir las escaleras...,poco se imaginaba que estaba por vivir una increíble aventura..., pero de ello hablaré en la próxima entrega.....
En los últimos meses se habían producido grandes y bellas novedades en la vida de nuestra pequeña protagonista: había comenzado a asistir a la escuela local con una enorme ilusión, entusiasmo y también un poco de orgullo, ganándose muy pronto, gracias a su alegría, simpatía y su sencillez, los corazones no solo de sus compañeros de curso, sino de la escuela toda. Por el otro, y después de un largos contratiempos legales, de trámites y de una espera aparentemente interminable Mariela obtuvo la tan esperada adopción legal de la pequeña. Mientras que terminaba de arreglar el cuarto de Lucía recordó aquella emocionante conversación:
- Lucía - la niña había terminado, con una pequeña ayuda de Mariela, sus tareas escolares, y, entusiasmada como siempre, estaba a punto de comenzar a armar un castillo con sus bloques de juguetes - pequeña, tengo una gran novedad para compartir contigo...
La niña, asombrada por el tono serio pero amable de su gran amiga, dejó de jugar, se acercó a Mariela, y observándola con sus grandes y tan especiales ojos azules en donde se reflejaba la sorpresa, la abrazó con todo el cariño y la fuerza de sus pequeños bracitos.
Mariela, con un nudo en la garganta y aun con los ojos húmedos pudo, finalmente sonreirle: - No te alarmes pequeña, solo estoy emocionada - y antes de que la niña pudiera preguntar le contó, con palabras sencillas, la gran novedad.
Lucía había escuchado con gran atención cada una de las palabras de Mariela, como si de una historia de aventura se tratara. Sus grandes ojos azules se habían abierto aun más de asombro, y en un susurro preguntó: - Entonces desde ahora.....¿Puedo llamarte mamá? - Mariela le acarició la dorada cabellera - Por supuesto pequeña, si es ese tu deseo - contestó con idéntica emoción.
Navidad estaba a la vuelta de la esquina y durante los últimos días Mariela y sus amigos habían estado muy ocupados decorando cada rincón de aquella casa especial, que ahora lucía más bella que nunca, especialmente de noche, cuando se prendían aquellas velas que adornaban decentemente sus rincones más importantes, llenando los ojos de aquella pequeña niña de una enorme ilusión y felicidad, y bañando mágicamente con su especial y cálida luz cada una de sus habitaciones.
Fue Juan, quien después de terminar con la decoración navideña del comedor, se dirigió a su amiga y asombrado dijo:
- La casa está quedando preciosa Mariela, aunque - la observó detenidamente - creo que te has olvidado de uno de los decorados más tradicionales, dime ¿donde está el árbol de Navidad?
La joven sonrió - Juan, la Navidad llega con grandes sorpresas, muy especialmente para una pequeña niña, ven - lo condujo escaleras arriba hasta una habitación - ábrela - sonrió de manera pícara - seguramente también te sorprenderás....
El joven abrió lentamente la puerta y quedó profundamente maravillado y sorprendido: en la penumbra de aquella habitación lucía el árbol de Navidad más hermosamente decorado del que haya tenido memoria: de sus ramas colgaban no solo bolas de distintos tamaños y colores, también se apreciaban algunas artesanías, como pequeñas muñecas, estrellas o algunas galletas, sus luces blancas otorgaban a aquella habitación un toque especial, casi mágico, mientras a su derredor se apilaban los regalos, de distintos tamaños, todos bellamente envueltos y etiquetados.
Lentamente se volvió hacia su amiga: - ¡Este árbol es maravilloso! - volvió a observar aquel magnífico espectáculo visual: - de seguro que para una pequeña niña será una noche inolvidable - pensativamente se volvió hacia Mariela: - ¿Tu crees que sería una buena idea de regalarle el libro de Las Mil y una Noches? Con lo entusiasmada que estaba escuchando aquella historia de Simbad....
- No estoy segura Juan - Mariela dudó antes de proseguir - ¿no será mucho pedir para una pequeña niña que recién comienza la escuela? Son historias con una profunda moraleja que quizás todavía no comprenda en su totalidad.
Juan observó detenidamente a su amiga antes de proseguir: - puede que tengas razón Mariela, aunque ya sabemos que Lucía adora las aventuras ¿y que mejor libro de aventuras e historias fantásticas que éste? Cuando sea más grande ya comprenderá mejor las historias y sus moralejas, ¿Por qué no comienzas por leerle una o dos hojas por día? Recuerda el entusiasmo, interés y fascinación que mostró con la historia de Simbad.
- ¡Juan vaya que eres persuasivo! - rió con ganas y cariño - si ese es tu deseo, pues adelante, para Lucía será, con toda seguridad, una enorme sorpresa, además será su primer libro..., imagínate.
Los últimos días anteriores a Navidad estaban cargados de miles de tareas: aun quedaba dar el último toque al menú navideño, llamar por teléfono a muchos conocidos y amigos, y sobre todo, tratar de tranquilizar la emoción de una pequeña niña que contaba los días y las horas hasta aquel gran acontecimiento y de mantenerla lo suficientemente ocupada, a fin de no descubrir las distintas sorpresas que se estaban preparando especialmente para ella.
Y llegó aquel día tan esperado. Aquella mesa navideña tan elegante y tan sobra lucía hermosa: una alegre comitiva se reunió en torno a un delicioso y sencillo menú, aquellas historias, cuentos y anécdotas ayudaron a nuestra pequeña protagonista a acortar un poco la espera. Tan entusiasmada estaba escuchando aquellas historias que no se dio cuenta que Mariela, Fernando y Juan se levantaron de la mesa..., y en un abrir y cerrar de ojos la casa se llenó de música: en la planta alta se escuchaban hermosas melodías tocadas por un especial trío de piano, violín y saxo, una música irresistiblemente hermosa que invitaba a Lucía a subir las escaleras...,poco se imaginaba que estaba por vivir una increíble aventura..., pero de ello hablaré en la próxima entrega.....




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